Lamed El colgado. curso de cábala oculta en el Tarot

Lamed El Colgado

Lamed El colgado. curso de cábala oculta en el Tarot
Lamed El colgado

La duodécima lámina, Lamed El colgado,jeroglíficamente representa el brazo. Pero esto designa cualquier cosa que se eleva, se extiende o se despliega, como el brazo. Es el signo del movimiento expansivo. Este signo se aplica a todas las ideas de extensión, ocupación y posesión. Finalmente es la imagen del poder que resulta de la elevación.

La expansión divina en la humanidad se realiza por los profetas y por la revelación. De aquí surge la idea de “ley revelada”.

Mas la ley revelada conlleva la idea de castigo para todo aquel que la viole, o la elevación para aquel que la comprende; por lo tanto le corresponden los conceptos de castigo, de muerte violenta, voluntaria o no.

La lamed, letra simple, corresponde astronómicamente al signo zodiacal Libra.

Un hombre se halla suspendido por un pie a una horca, sostenida por dos árboles, cada uno de los cuales ostenta seis ramas cortadas. Las manos del ahorcado se hallan atadas a la espalda; sus brazos forman la base de un triángulo invertido, cuyo vértice lo ocupa la cabeza. Los ojos están abiertos, sus rubios cabellos flotan al viento libre. La pierna derecha forma una cruz con la izquierda.

Encontramos de nuevo aquí al sujeto de los arcanos 1, 6 y 7 cuyas transformaciones conocemos ya. Semejante al sol, situado en el medio de los signos zodiacales (seis de cada lado; las ramas cortadas) nuestro joven audaz se halla todavía suspendido entre dos decisiones, de las cuales nacerá no ya su porvenir material —como en el arcano 6— sino su porvenir espiritual. El arcano 12 ocupa el término medio entre el 9 (la sabiduría) y el 15 (la fatalidad). Estos dos últimos arcanos representan las dos mujeres del arcano 6, desde el punto de vista espiritual.

Este ahorcado sirve de ejemplo a los audaces, y señala la disciplina, la sumisión absoluta con que el hombre debe respetar lo divino.

Desde el punto de vista alquímico, el ahorcado es el símbolo de la personalidad (la cual se halla representada en el triángulo invertido, sobre cuya base se asienta la cruz).

En el grado hermético de la Rosa Cruz (18° de la Masonería Escocesa) uno de los signos de reconocimiento consiste en cruzar la pierna izquierda sobre la derecha, tal como se lo ve en el ahorcado hermético. Nos parece inútil destacar la ignorancia absoluta de la masonería respecto de este símbolo.

La lámina 12 del Tarot representa

La potencia equilibrante por excelencia. Neutraliza los opuestos caracterizados por la décima y la undécima lámina.

1° Equilibrio entre la necesidad y la libertad:

LA CARIDAD LA GRACIA (Potencia conservadora del amor)

2° Equilibrio entre el poder y el coraje. Reflejo de la prudencia:

LA EXPERIENCIA ADQUIRIDA (Saber)

3° Equilibrio entre la manifestación potencial (arc. 10) y la vida refleja (arc. 11). Reflejo del fluido astral:

LA FUERZA EQUILIBRANTE

La fuerza que atempera es el último término del segundo septenario. Mediante la acción de esta fuerza “lo astral” se realizará para pasar a lo físico, y también para pasar del mundo de la conservación y de la recepción (2° septenario), al mundo de la transformación (3° septenario).

Relaciones:

JEROGLÍFICO PRIMITIVO: El brazo extendiéndose

ASTRONOMÍA: Libra

MES: Septiembre

LETRA HEBRAICA: Lamed (simple)

Signifados:

LA CARIDAD La gracia

LA EXPERIENCIA ADQUIRIDA (Saber)

LA FUERZA EQUILIBRANTE

2° Septenario

Segundo septenario lamed el colgado curso de cábala oculta en el tarot

3º Septenario – Arcanos 13 y 19 Cosmogonía

Llave del tercer septenario- La Men y la Muerte- La noun y la Templanza- La Samech y el Diablo- La Gnaïn y la Casa de Dios- La tsade y la Luna- Resumen del tercer septenario- Constitución del Universo.

LA CLAVE DEL TERCER SEPTENARIO DISPOSICIÓN DE LAS FIGURAS

tercer septenario lamed el colgado curso de cábala oculta en el tarot   Tercer septenario lamed el colgado curso de cabala oculta en el tarot

El primer septenario nos ha mostrado el “mundo de los principios” o de la creación. El segundo nos ha desarrollado el “mundo de las leyes” o de la conservación. El tercero nos enseñará el “mundo de los hechos”, de la transformación. Veremos ahora cómo se establece la circulación entre los dos primeros septenarios.

La gran obra

La gran obra es, ante todo, la creación del hombre por sí mismo, es decir, la conquista, plena y completa, que hace de sus facultades y de su porvenir; es, especialmente, la emancipación perfecta de su voluntad que le asegura el imperio universal del ázoe y el dominio de la magnesia, es decir, un pleno poder sobre el agente mágico universal.

Este agente mágico, que los antiguos filósofos herméticos disfrazaron bajo el nombre de materia primera determina las formas de la sustancia modificable, y puede, realmente por su medio, llegar a la transmutación metálica y a la medicina universal. Esto no es una hipótesis; es un hecho científico ya rigurosamente aprobado y perfectamente demostrable.

Nicholas Flamel y Ramon Liull, pobres ambos, distribuyeron de un modo evidente, inmensas riquezas.

Nicolas Flamel. curso de cábala oculta en el tarot
Nicolas Flamel

Agrippa no llegó nunca más que a la primera parte de la gran obra y murió penosamente, luchando para poseerse únicamente y fijar su independencia.

Existen, por consiguiente, dos operaciones herméticas: la una espiritual y la otra material y dependientes de la una de la otra.

Toda la ciencia hermética está contenida en el dogma de Hermes, primitivamente grabado, según dicen, sobre una esmeralda. Ya hemos explicado los primeros artículos; he aquí los que se refieren a la operación de la gran obra.

“Tú separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, con gran industria”.Sube de la tierra al cielo, y de rechazo desciende a la tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores.

“Tú tendrás, por ese medio, la gloria de todo el mundo y por eso toda oscuridad huirá de ti».

Es la fuerza fuente de toda fuerza, porque ella vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida.

“Así ha sido creado el mundo”.

Separar lo sutil de lo espeso, en la primera operación, que es puramente interna, es franquear su alma de todo prejuicio y de todo vicio; lo que se hace con el uso de la sal filosófica, es decir, de la sabiduría; del mercurio, es decir, de la habilidad personal y del trabajo, y, por último, del azufre, que representa la energía vital y el calor de las voluntades. Se arriba por este medio a cambiar en oro espiritual, desde las cosas menos preciosas, hasta las inmundicias de la tierra.

En este sentido es como hay que admitir las parábolas de la gran turba de filósofos, de Bernardo el Travesaño, de Basilio Valentín, de María la Egipciaca y de otros profetas de la alquimia; pero, en sus obras como en la gran obra, es preciso separar hábilmente lo sutil de lo espeso, lo místico de lo positivo, la alegoría de la teoría. Si se quiere leerlos con placer e inteligencia, es necesario, ante todo, entenderlos alegóricamente por completo, para después descender de las alegorías a las realidades por la vía de las correspondencias o analogías indicadas en el dogma único.

Lo que está arriba es como lo que está abajo y recíprocamente.

Heinrich Khunrath Curso de cábala oculta en el Tarot
Heinrich Khunrath

La palabra ART invertida, o leída en la forma que se leían las escrituras sagradas y primitivas, es decir, de derecha a izquierda, manifiesta por esas tres iniciales los diferentes grados de la gran obra: T, significa ternario, teoría trabajo; R, realización; A, adaptación. En el l2 capítulo del Ritual, daremos la receta de los grandes maestros para la adaptación, y, especialmente, la contenida en la fortaleza hermética de Henri Khunrath.

Pero recomendamos a las investigaciones de nuestros lectores un admirable tratado atribuido a Hermes Trismegisto y que lleva por título Minerva Mundi.

Este tratado se encuentra únicamente en algunas ediciones de Hermes y contiene, bajo alegorías llenas de poesías y de profundidad, el dogma de la creación de los seres por sí mismos, o de la ley de creación que resulta del acuerdo de los fuerzas, de aquellas que los alquimistas llamaban lo fijo y lo volátil, y que son, en lo absoluto la necesidad y la libertad. Allí se explica la diversidad de formas repartidas en la Naturaleza por la diversidad de espíritus y las monstruosidades por la divergencia de los esfuerzos. La lectura y la meditación de esta obra son indispensables a todos los adeptos que quieran profundizar los misterios de la Naturaleza y entregarse seriamente a la busca de la gran obra.

Cuando los maestros de la alquimia dicen que es preciso poco tiempo y poco dinero para realizar las obras de la ciencia; sobre todo, afirman que sólo un vaso es necesario; cuando hablan del grande y único atanor que todos pueden usar, que está al alcance de todo el mundo y que los hombres poseen sin saberlo, aluden a la alquimia filosófica y moral.

En efecto, una voluntad fuerte y decidida puede llegar en poco tiempo a la independencia absoluta y todos nosotros poseemos el instrumento químico, el grande y único atanor que sirve para separar lo sutil de lo espeso y lo fijo de lo volátil. Este instrumento completo como el mundo y preciso como las matemáticas esta designado por los sabios bajo el emblema del pentagrama o estrella de cinco puntas que es el signo absoluto de la inteligencia humana, Yo imitare a los sabios no nombrándole; pero es demasiado fácil adivinarlo.

La figura del Tarot, que corresponde a este capítulo, ha sido mal comprendida por Court de Gebelin y por Etteilla, quienes han creído ver únicamente un error cometido por un fabricante de cartas alemán. Esta figura representa a un hombre con las manos atadas detrás de la espalda, llevando dos sacos de dinero debajo de los brazos y colgado de un pie a un aparato compuesto de dos troncos de árbol, teniendo cada uno de ellos una raíz de seis ramas cortadas y de un travesaño, que completa la figura de la TAU hebrea las piernas del paciente están cruzadas, y sus codos forman un triángulo con su cabeza. Ahora bien, el triángulo sobremontado por una cruz, significa en alquimia el fin y la perfección de la gran obra, significación idéntica a la de la letra Thau , , que es la última del alfabeto sagrado.

El ahorcado es, pues, el adepto, ligado por sus compromisos, espiritualizado, con los pies dirigidos hacia el cielo; es también Prometeo, sufriendo con una tortura inmortal la pena de su glorioso vuelo.

Es, vulgarmente, Judas el traidor, y su suplicio amenaza a los reveladores de la gran obra. Por último, para los cabalistas judíos, ese ahorcado, que corresponde a su duodécimo dogma, el del prometido Mesías, es una protesta contra el Salvador reconocido por los cristianos, a quien parece todavía decir: ¿Cómo salvarías tú a los demás, si no has podido salvarte a ti mismo?

Sepher-Toldos-Jeschu

En el Sepher-Toldos-Jeschu, compilación rabínica anticristiana, se encuentra una singular parábola: Jeschu —dice el rabino autor de la leyenda-viajaba con Simón Barjona y Judas Iscariote. Llegaron tarde y fatigados a una casa aislada; tenían mucha hambre y no tenían que comer más que una gansa polla, muy pequeña y muy flaca.

Era bastante poco para tres personas; repartirla, habría sido solamente aguijonear el hambre sin satisfacerla. Convinieron, pues, echarla a la suerte; pero como no podían contener el sueño, dijo Jesús: Vamos a dormir, mientras se prepara la cena; cuando nos despertemos, nos contaremos nuestros sueños, y aquel que haya obtenido el más hermoso ensueño, aquel se comerá solo la gansilla. Así se hizo.

Durmieron y se despertaron. Yo—dijo San Pablo—he soñado que era el vicario de Dios. Yo —dijo Jesús— que era el mismo Dios. Y yo—repuso el hipócritamente Judas— he soñado que era sonámbulo y que me levantaba, descendía lentamente y retiraba la gansa del asador y me la comía. Después de esto descendieron al piso; pero la gansa había, efectivamente, desaparecido. Judas había soñado despierto.

Esta leyenda es una protesta del positivismo judío contra el misticismo cristiano. En efecto, en tanto que los creyentes se entregaban a hermosos sueños, el israelita proscripto, el Judas de la civilización cristiana trabajaba, vendía, hacía agiotajes y se enriquecía, apoderándose de las realidades de la vida presente, y se colocaba en situación de prestar medios de existencia a los mismo cultos que le habían durante tanto tiempo proscripto. Los antiguos adoradores del arca, fieles al culto del arca del dinero, tienen en la actualidad la Bolsa por templo, y es desde ella desde donde gobiernan el mundo cristiano. Judas puede, en efecto, felicitarse de no haber dormido como San Pedro.

En las antiguas escrituras, anteriores a la cautividad, la Tau hebrea tiene la figura de una cruz, lo que confirma, una vez más, nuestra interpretación de la duodécima lámina del Tarot cabalístico. La cruz, generadora de cuatro triángulos, es también el signo sagrado del duodenario, y los egipcios le llamaban por esto mismo la llave del cielo. Así, Etteilla, embarazado en sus largas investigaciones para conciliar las necesidades analógicas de la figura con su opinión personal (había sufrido en esto la influencia del sabio Court de Gebelin), ha colocado en la mano de su ahorcado vuelta, de laque ha hecho la prudencia, un caduceo hermético formado con dos serpientes y una tau griega.

Puesto que había comprendido la necesidad de la tau o de la cruz en la duodécima página del libro de THOT; habría debido comprender el múltiple y magnífico símbolo del ahorcado hermético, el Prometeo de la ciencia, el hombre viviente que no toca la tierra más que con el pensamiento, y cuya base está en el cielo, el adepto, libre y sacrificado el revelador, amenazado de muerte: la conjuración del judaísmo contra el Cristo, que parece ser una confesión involuntaria de la divinidad oculta del sacrificado, el signo, en fin, de la obra realizada, del cielo terminado, la Tau intermediaria, que resume, por primera vez ante el último denario, los signos del alfabeto sagrado.

Ser siempre rico, siempre joven y no morir nunca, tal ha sido en todos los tiempos el sueño de los alquimistas.

Cambiar el plomo en oro, el mercurio y todo los demás metales; poseer la medicina universal y el elixir de la vida; tal es el problema a resolver para cumplir ese deseo y realizar ese sueño.

Como todos los misterios mágicos los secretos de la gran obra tienen una triple significación; son religiosos, filosóficos y naturales.

El oro filosofal; en religión, es la razón absoluta y suprema; para la filosofía, es la verdad; en la naturaleza visible, es el Sol. En el mundo subterráneo y mineral, el oro es lo más perfecto y lo más puro.

Por esto es por lo que se llama a la busca de la gran obra, la busca de lo absoluto, y por lo que se designa esa misma obra por el nombre de obra del Sol.

Todos los maestros de la ciencia reconocen que es imposible llegar a resultados materiales, si no se han encontrado en los dos grados superiores, todas las analogías de la medicina universal y de la piedra filosofal.

Entonces dicen el trabajo es sencillo, fácil y poco dispendioso; de otro modo consume infructuosamente la forma y la vida de los que persiguen esa tarea.

La medicina universal, para el alma es la razón suprema y la justicia absoluta; para el espíritu es la verdad matemática y práctica; para el cuerpo es la quinta esencia, que es una combinación de luz y de oro.

La materia prima de la gran obra, en el mundo superior, es el entusiasmo y la actividad; en el mundo intermediario, es la inteligencia y la industria; en el mundo inferior es el trabajo; y en la ciencia son el azufre, el mercurio y la sal que, fijados y volatilizados a su vez, componen el ázoe de los sabios.

El azufre corresponde a la forma elemental del fuego, el mercurio al aire y al agua, y la sal a la tierra.

Todos los maestros en alquimia que han escrito sobre la gran obra, han empleado expresiones simbólicas y figuradas, y han debido hacerlo así, tanto para alejar a los profanos de un trabajo peligroso para ellos, cuanto para hacerse entender de los adeptos revelándoles el mundo entero de las analogías que rige el dogma único y soberano de Hermes.

Así, para ellos, el oro y la plata son el rey y la reina, o la luna y el sol; el azufre, es el águila voladora; el mercurio es el andrógino alado y barbudo, subido sobre un cubo y coronado de llamas; la materia o la sal, es el dragón alado; los metales en ebullición son leones de diversos colores; por último, toda la obra, tiene por símbolos al pelícano y al fénix.

El arte hermético es al mismo tiempo una religión, una filosofía y una ciencia natural. Como religión es la de los antiguos magos y de los iniciados de todos los tiempos; de filosofía pueden encontrarse los principios en la escuela de Alejandría y en las teorías de Pitágoras; como ciencia, hay que solicitar los procedimientos a Paracelso, a Nicholás Flamel y a Raymundo Lulio.

La ciencia no es real más que para aquellos que admiten y comprenden la filosofía y la religión, y sus procedimientos no pueden tener éxito más que entre los adeptos que hayan llegado al soberano dominio de la voluntad y convirtiéndose en rey del mundo elemental; porque el grande agente de la operación del sol, es esa fuerza descrita en el símbolo de Hermes, de la tabla de esmeralda, es el poder mágico universal, es el motor espiritual ígneo; es el od, según los hebreos, es la luz astral, según la expresión que hemos adoptado en esta obra.

Está en ella el fuego secreto, viviente y filosofal, del que todos los filósofos herméticos no hablan sino con misteriosas reservas; es el esperma universal de la que ellos han guardado el secreto y que únicamente representan bajo la figura del caduceo de Hermés.

He aquí, pues, el gran arcano hermético y nosotros lo revelamos aquí por primera vez, claramente y sin figuras místicas; lo que los adeptos llaman materias muertas, son los cuerpos tal y como se hallan en la naturaleza; las materias vivas son sustancias asimiladas y magnetizadas por la ciencia y la voluntad del operador.

De modo que la obra, es algo más que una operación química; es una creación del verbo humano, iniciado en el poder del verbo de Dios mismo.

texto hebreo Lamed El Colgado Curso de cábala oculta en el tarotEste texto hebreo, que transcribimos como prueba de la autenticidad y de la realidad de nuestro descubrimiento, es del rabino judío Abraham, maestro de Nicholas Flamel, y que se halla en su comentario oculto sobre el SepherJezirah, el libro sagrado de la Cábala. Este comentario es muy raro; pero las potencias simpáticas de nuestra cadena; nos hicieron encontrar un ejemplar que ha sido conservado hasta 1643 en la iglesia protestante de Rouen. En él se lee en la primera página: Ex dono; después un nombre ilegible: Dei magni.

La creación del oro en la gran obra, se hace por transmutación y por multiplicación.

Ramon Liull, dice que para hacer oro se necesitan oro y mercurio, que para hacer plata son necesarios plata y mercurio, después agrega:

“Entiendo por mercurio, ese espíritu tan fino y tan depurado, que dora aun a la misma simiente del oro y platea la de plata.”

Nadie duda de que él no hable aquí del od o luz astral.

La sal y el azufre no sirven en la obra más que para la preparación del mercurio, y es a éste, sobre todo, a quien hay que asimilar y como incorporar el agente magnético. Paracelso, Ramon LIull y Nicholas Flamel, parecen ser los únicos que conocieron verdaderamente este misterio. Basilio Valentín y el Trevisano, lo indican de un modo imperfecto y que quizá puede ser interpretado de otra manera. Pero las cosas más curiosas que hemos encontrado a este respecto, están indicadas en las figuras místicas y las leyendas mágicas de un libro de Heinrich Khunrath, titulado: Amphitheatrum sapientiæ æternæ.

Khunrath, representa y resume las escuelas gnósticas más sabias, y se refiere en el símbolo, al misticismo de Sinesio. Afecta al cristianismo en las expresiones y en los signos; pero es fácil reconocer que su Cristo es el de Abraxas, el pentagrama luminoso, irradiante sobre la cruz astronómica, la encamación en la humanidad del rey-sol, celebrado por el Emperador Juliano, es la manifestación luminosa y viviente de ese Ruach-Elohim que, según Moisés, cubría y trabajaba la superficie de las aguas, en el nacimiento del mundo; es el hombre sol, es el rey de la luz, es el mago supremo, dueño y vencedor de la serpiente, y el que encuentra en la cuádruple leyenda de los evangelistas la clave alegórica de la gran obra.

En uno de los pantápulos de su libro mágico, representa la piedra filosofal, en pie, en medio de una fortaleza rodeada de un recinto con veinte puertas sin salida. Sólo una de ellas es la que conduce al santuario de la gran obra. Encima de la piedra hay un triángulo apoyado sobre un dragón alado, y sobre la piedra está grabado el nombre de Cristo, al que califica de imagen simbólica de toda la naturaleza. Es, por él sólo, como podréis llegar a la medicina universal para los hombres, para los animales, para los minerales y para los vegetales.

El dragón alado, dominado por el triángulo, representa, pues, el Cristo de Khunrath, es decir, la  inteligencia soberana de la luz y de la vida. Este es el secreto del pentagrama; este es el más elevado misterio dogmático y práctico de la magia tradicional. De aquí al grande y nunca incomunicable arcano, no hay más que un paso.

Las figuras cabalísticas del judío Abraham, que prestaron a Flamel la iniciativa de la ciencia, no son otras que las 22 claves del Tarot, imitadas y resumidas en las doce claves de Basilio Valentín. El sol y la luna reaparecen en ellas bajo las figuras del emperador y la emperatriz; Mercurio es el batelero, el gran Hierofante es el adepto, o el extractor de la quinta esencia; la muerte, el juicio, el amor, el dragón o el diablo, el ermitaño o el viejo cojuelo, y, por último, todos los demás símbolos, se hallan allí con sus principales atributos y casi en el mismo orden.

No podría pensarse en otra forma, puesto que el Tarot es el libro primitivo y la clave maestra de las ciencias ocultas; debe de ser hermética como es cabalística, mágica y teosófica. Así, pues, encontramos en la reunión de su duodécima y vigésima segunda clave, superpuestas la una a la otra, la revelación jeroglífica de nuestra solución de los misterios de la gran obra.

La duodécima clave representa a un hombre colgado de un pie a una especie de horca compuesta de tres árboles o palos, que forman la letra hebraica (ver lamed en hebreo); los brazos del hombre forman, asimismo, un triángulo con su cabeza y toda su forma jeroglífica, es la de un triángulo invertido sobremontado por una cruz, símbolo alquímico, conocido por todos los adeptos y que representa la realización de la gran obra.

Nº 21

La vigésima segunda clave que lleva el número 21, porque el loco que la precede en el orden cabalístico, no lleva número, representa una joven divinidad ligeramente velada, y corriendo sobre una corona florescente, soportada en los cuatro ángulos por los cuatro animales de la Cábala. Esta divinidad tiene una varita en cada mano en el tarot italiano, y en el de Besançon reúne en una sola mano ambas varitas, y tiene colocada la otra mano sobre el muslo, símbolos igualmente notables de la acción magnética sea alternada en la polarización, sea simultánea por oposición y por transmisión.

La gran obra de Hermes es, por tanto, una operación esencialmente mágica y la más  levada de todas, por cuanto supone lo absoluto en ciencia y en voluntad. Haz luz en el oro, oro en la luz y la luz en todas las cosas. La voluntad inteligente que se asimila, la luz dirige así las operaciones de la forma sustancial y no se sirve de la química más que como de un instrumento secundario. La influencia de la voluntad y de la inteligencia humana sobre las operaciones de la naturaleza, dependientes en parte de su trabajo, es, por otro lado, un hecho tan real, que todos los alquimistas serios han logrado realizar, en razón con sus conocimientos y con su fe, y han reproducido sus pensamientos en los fenómenos de la fusión, de la calificación y de la recomposición de los metales.

Agrippa, hombre de erudición inmensa y de un hermoso genio, más puro filósofo y escéptico, no pudo sobrepasar los límites del análisis y de las síntesis de los metales. Etteilla, cabalista confuso, embrollado, fantástico pero perseverante, reproducía en alquimia las extravagancias de su Tarot, mal comprendido y desfigurado; los metales tomaban en sus crisoles formas singulares que excitaban la curiosidad de todo París, sin otro resultado, para fortuna del operador, que los honorarios que cobraba a sus visitantes.

Un hombre oscuro, contemporáneo nuestro, el pobre Louis Cambriel, curaba realmente a sus vecinos y resucitó, al decir de todo el barrio, a un forjador amigo suyo. Para la obra metálica, tomaba las formas más inconcebibles y más ilógicas en apariencia. Vio un día en su crisol la figura de Dios, incandescente como el sol, transparente como el cristal y con un cuerpo compuesto de ensambladuras triangulares que Cambriel comparaba ingenuamente con montones de peritas.

Un cabalista amigo nuestro que es sabio, pero que pertenece a una iniciación que consideramos errónea, ha hecho últimamente operaciones químicas de la gran obra. Llegó a debilitarse la vista por las incandescencias del atanor y creó un nuevo metal que se parecía al oro; pero que no era oro, y por consecuencia no tenía valor alguno. Ramon Lluil, Nicholas Flamel, y muy probablemente Heinrich Khunrath, han hecho oro verdadero y no se han llevado a la tumba su secreto, puesto que lo han consignado en sus símbolos y han indicado los manantiales en donde abrevaron para descubrir y realizar los efectos.

Es este mismo secreto el que publicamos aquí. (Si investigáis la vida de Leonardo Da Vinci, comprobareis que después de salir, a los tres años de la cueva, dijo- ¡Entre por el arcano 12, fue la puerta!-…Y algo de la Madre que ahora no recuerdo).

2º septenario, sale , de 7 por 3= 21   1 más 2=3 que son el uno completo La Santísima Trinidad (más el Yod muerto de osiris, del Loco, que se yo…), la próxima carta corresponderá al tercer septenario.

  1. Lamed la Puerta del equilibrio y el Autosacrificio.

“Él”, uno de los títulos de Kether, cuando se le identifica “el hogar de las 12 estrellas” del Zodíaco, y sus correspondencias. Vide Supra, Vida suprema.

De ella proviene el nombre divino Lumined (iluminado, docto), que corresponde también al aspecto divino Shadaí, nombre de cinco letras, emblema por ello del Delta, que gobierna sobre el tercer cielo y sobre las inteligencias del tercer orden, que rige la esfera de Saturno.

No perdáis la oportunidad de saber más y apuntaros al Curso de cábala oculta en el Tarot donde aprenderéis a interpretar todo esto, su simbología, el número pitagórico, alquimia, física cuántica y mucho más.

→  Ver la siguiente carta 13 Mem La muerte

Este trabajo está hilado de las siguientes obras:

  • La Cábala tradición secreta de occidente (Papus)
  • Curso de filosofía oculta sobre la cábala y los números (Eliphas Levi)
  • Dogma y ritual de alta magia 1 y 2 (Eliphas Levi)
  • El Tarot de los Bohemios (Papus)
  • Gematria dogma cabalístico (Aleister Crowley)

Ana Suero Sanz

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