Índice
Los doce trabajos de Hércules Piscis
Clase 19 Qof El Sol
Trabajo 12
Captura de la Roja Manada de Gerión
(Piscis, 20 Febrero – 21 Marzo)
El Mito
Dentro de la sagrada Cámara del Concilio, el Gran Presidente reveló al Maestro la Voluntad de Lo Que Debe Ser.
“Él está perdido, y encontrado; está muerto, no obstante vibrante de Vida. El servidor se vuelve el salvador, y regresa al hogar”.
El Maestro reflexionó; luego requirió a Hércules. “Tú estás ahora delante del último Portal”, dijo el Maestro. “Un trabajo resta todavía antes de que el círculo se complete y sea alcanzada la liberación. Marcha hacia ese oscuro lugar llamado Eritia donde la Gran Ilusión está entronizada: donde Gerión, el monstruo de tres cabezas, tres cuerpos y seis manos, es señor y rey. Ilegalmente él retiene una manada de Bueyes rojizos. Desde Eritia hasta nuestra Ciudad Sagrada tú debes conducir esta manada. Cuidado con Euritión, el pastor, y su perro de dos cabezas, Ortro”. Hizo una pausa. “Puedo hacerte una advertencia”, agregó lentamente. “Invoca la ayuda de Helios”.
El hijo del hombre que era, también hijo de Dios partió a través del Duodécimo Portal. Iba en busca de Gerión.
Dentro de un templo, Hércules hizo ofrendas a Helios, el dios del fuego en el sol. Meditó durante siete días, y entonces le fue concedido un favor. Un cáliz de oro cayó al suelo ante sus pies. Él supo dentro suyo que este brillante objeto le permitiría cruzar los mares para llegar a la región de Eritia.
Y así fue. Dentro de la segura protección del cáliz de oro, navegó a través de agitados mares hasta que llegó a Eritia. Hércules desembarcó en una playa de ese lejano país.
No mucho después llegó a la pradera donde la rojiza manada pastaba. Era cuidada por el pastor Euritión y por Ortro, el perro de dos cabezas.
Cuando Hércules se aproximó, el perro se adelantó veloz como una flecha hacia su blanco. Sobre el visitante el animal se abalanzó, gruñendo malignamente, dando feroces dentelladas con sus colmillos al descubierto. Con un golpe decisivo Hércules derribó al monstruo.
Entonces Euritión, temeroso del bravo guerrero que estaba delante suyo, le suplicó que le perdonara la vida. Hércules le concedió su ruego. Conduciendo a la manda rojiza delante de él, Hércules volvió su rostro hacia la Ciudad Santa.
No había ido muy lejos cuando percibió una distante nube de polvo que rápidamente se agrandaba. Suponiendo que el monstruo Gerión venía en furiosa persecución, se volvió para enfrentarse al enemigo. Pronto Gerión y Hércules estaban frente a frente. Soplando fuego y llamas por sus tres cabezas a la vez, el monstruo se encontró con él.
Gerión arrojo a Hércules una lanza que casi dio en el blanco. Haciéndose ágilmente a un lado, Hércules esquivó el dardo mortal.
Tendiendo tenso su arco, Hércules disparó una flecha que parecía incendiar el aire cuando la soltó, y golpeó al monstruo de lleno en su costado. Con tan gran ímpetu había sido disparada la flecha, que los tres cuerpos del feroz Gerión fueron atravesados. Con un agudo, desesperante gemido, el monstruo se inclinó, después cayó, para no levantarse nunca más.
Hacia la Ciudad santa, entonces, Hércules condujo al ganado colorado. Difícil fue la tarea. Muchas veces algún buey se extraviaba, y Hércules tenía que dejar a la manda para ir en busca de los errantes vagabundos.
Condujo su manada a través de los Alpes y hacia Italia. Por dondequiera que la injusticia hubiera triunfado, él asestaba un golpe mortal a los poderes del mal, y enderezaba la balanza a favor de la justicia. Cuando Erix el luchador, lo desafió, Hércules lo derribó tan violentamente que allí quedó. Asimismo cuando el gigante Alcione arrojó a Hércules una roca que pesaba una tonelada, éste la detuvo con su clava, y la lanzó de nuevo para matar a aquél que se la había enviado.
A veces se desorientaba, pero siempre Hércules regresaba, desandaba sus pasos, y proseguía su camino. Aunque fatigado por este exigente trabajo, Hércules finalmente regresó. El Maestro esperaba su llegada.
“Bienvenido, Oh, Hijo de Dios quien es también hijo del hombre”, saludó así al guerrero que regresaba, “La joya de la inmortalidad es tuya. Con estos doce trabajos tú has superado lo humano, y ganado lo divino. Has llegado al hogar, para no dejarlo más. En el firmamento estrellado será inscrito tu nombre, un símbolo para los luchadores hijos de los hombres, de su destino inmortal. Terminados los trabajos humanos, tus tareas cósmicas empiezan”.
Desde la Cámara del Concilio llegó una voz que decía, “bien hecho, Oh, Hijo de Dios”.
F.M.
Interpretación de la Historia
Hay diversas variaciones del mito concerniente al trabajo de Hércules en el signo de Piscis. Se nos dice que había una isla donde vivía un monstruo humano llamado Gerión con un cuerpo de tres hombres unidos. Él tenía una manada de ganado rojo, guardada por un pastor y un perro de dos cabezas. Hércules recibió órdenes (Piscis es el signo de la obediencia) de traer estos animales desde la isla, a través de la tierra y el agua a la Ciudad Sagrada.
Hércules navegó hacia la isla en una copa de oro y cuando llegó allí trepó a la cima de una montaña y pasó la noche orando. Luego mató al perro de dos cabezas pero no mató al pastor. Mató también al dueño del ganado colorado. Aquí está la parte hermosa de la historia: Hércules colocó a todo el ganado en la copa de oro, en la que había navegado hasta la isla, lo llevó a la Ciudad Sagrada, y lo ofreció en sacrificio a Atenea, la Diosa de la Sabiduría. Esta Ciudad Sagrada constaba de dos villas conectadas por un maravilloso muro y una entrada llamada la Puerta del León. Después que el ganado fue entregado, el trabajo de Hércules había terminado. No oímos más acerca de él, pero él puede haberse dirigido hacia un trabajo cósmico mayor.
Pensemos en Hércules como en un salvador del mundo. Ha tenido una visión de algo que tiene que hacer. Ve a la humanidad poseída por un monstruo; un hombre de tres cuerpos, el símbolo de un ser humano con sus cuerpos, mental, emocional y físicos unidos. Yo pienso que este trabajo aún no ha sido completado; esta realización está por delante. Ha habido otro hijo de los hombres, sacado de la familia humana de tiempo en tiempo; uno aquí; uno allá; un grupo aquí; otro allá, como cuando Buda estuvo en la tierra y se dice que salvó a novecientos. Ahora la humanidad, el monstruo humano, está lista para la salvación, y el verdadero trabajo del Salvador del Mundo puede empezar en conjunto, con el concepto de grupo sustentando el trabajo, más bien que una salvadora alma individual.
El simbolismo del ganado colorado es evidentemente el de los deseos inferiores, siendo siempre el deseo una característica sobresaliente de la humanidad. Ellos están cuidados por un pastor, que es la mente, el perro de dos cabezas representando el aspecto materia y la naturaleza física. Ustedes ven por qué Hércules se compadeció del pastor. La mente puede no solamente ser el pastor del ganado, sino también el perro de dos cabezas, la naturaleza psíquico-emocional y el aspecto materia, que Hércules mató, que significa que estaban desprovistos de todo poder. El pastor aún tenía poder y yo no puedo concebir ningún tiempo en el cual un ser humano encarnado, no necesite usar la mente como el intérprete de la energía espiritual.
Si Jesús, como un ser humano en armonía con su alma, llega a ser un emisor de luz para los hijos de los hombres, de igual manera nosotros podemos ampliar el concepto y pensar en la humanidad en conjunto con todas las mentes mantenidas firmes en la luz, transmitiendo a los reinos inferiores de la naturaleza, esa energía espiritual que los elevará al cielo. Ese es el trabajo de la humanidad. Estamos tan ocupados con nuestros propios problemas que olvidamos el cuadro más amplio. Hay que señalar asimismo que el guardián del ganado, el aspecto forma, también fue matado, pero el pastor y el ganado fueron levantados en la copa de oro.
Aquí tienen ustedes el Santo Grial; y así se realizó el trabajo. El Salvador del Mundo había cumplido su función; había levantado a la humanidad. Eso es lo que han hecho todos los salvadores del mundo. Todos ellos hicieron lo que en mayor grado, hizo Cristo.
Oímos hablar sobre el fracaso del Cristianismo. Yo no veo fracaso en parte del Gran Plan. Tal vez lentitud, pero, ¿saben ustedes cuán desastroso sería si la evolución fuera demasiado rápida, cuán peligroso sería si la gente fuera sobreestimulada antes de que estuviera lista? Todos los Maestros conocen los peligros de la sobreestimulación, los desastres que ocurren cuando una persona hace ciertos contactos antes de que el mecanismo sea suficientemente puesto a punto. Los salvadores del mundo tienen que trabajar lentamente, pues el tiempo no significa nada para ellos.
El término salvador del mundo, ha sido hasta ahora asociado con el pensamiento del surgimiento de un gran hijo de Dios fuera del hogar de su Padre, llamado a hacer un gran trabajo por la necesidad de la humanidad. A través de las edades ellos han venido, han habitado en cuerpos físicos, han trabajado a través de una naturaleza emocional y han sido sumamente inteligentes. Han establecido con su vida, un ejemplo que nosotros podemos seguir en sus pasos; con sus palabras han dado la señal, el mensaje que la humanidad necesitaba para dar el paso siguiente hacia adelante.
En sus actos han dado una demostración de servicio, han marchado por el mundo haciendo el bien, y sus nombres han permanecido con nosotros a través de las edades. Se debe ser una figura sumamente dominante para permanecer en la mente de los hombres por miles de años. La mayor parte de nosotros somos olvidados en veinte años.
Aspecto Significativo del Signo
El signo Piscis marca un espacio triangular en los cielos, un símbolo de la realidad. Este signo gobierna los pies y de ahí la idea de pisar el Sendero y alcanzar la meta que ha sido la fundamental revelación espiritual de la era de Piscis.
Piscis es también el signo de la muerte en varios aspectos. A veces la muerte del cuerpo, o puede ser que una vieja tontería ha llegado a su fin, una amistad indeseable cesará, la devoción a alguna forma religiosa del pensamiento que se ha sostenido, terminará ahora. Uno surgirá y colocará sus pies sobre un nuevo sendero. Es el signo de la muerte para la personalidad. Si nosotros pudiéramos abandonar la idea de los velos de la personalidad, estaríamos dispuestos a abandonar la personalidad. También significa la muerte de un salvador del mundo, pues es el signo de la crucifixión y marca el fin de un ciclo zodiacal.
Hay tres signos de salvación en el Zodíaco. Primero, Leo, de donde la palabra sale para el ser humano, “Iabra tu propia salvación”. Así tenemos en Leo al hombre determinado a pararse sobre sus propias piernas, se vuelve envanecido y dogmático, pero esto es necesario para la salvación, porque sólo sometiendo a prueba su equipo llegará al punto donde aparece una perspectiva más amplia. El segundo signo de salvación es Sagitario, el signo del servicio y el silencio, donde el hombre dogmático, cansado de hablar de sí mismo y de abrirse camino, se pierde de vista a sí mismo en la meta y sirve silenciosamente. Entonces llegamos al tercer signo, Piscis, el de los salvadores del mundo.
La primera constelación en Piscis es ese curioso racimo de estrenas llamado “La Faja”, conectando los dos peces, un pez dirigido hacia el norte y otro nadando en el horizonte. El pez dirigido directo hacia el norte es el símbolo del aspirante a los misterios, mientras que el pez en el horizonte representa a la persona común.
La segunda constelación es Andrómeda, la mujer encadenada. Tenemos tres mujeres entre las constelaciones, Casiopea en Aries, representando al alma recién empezando a afirmarse. Andrómeda, la mujer encadenada, en Piscis representa la materia subyugada.
La tercera constelación en Piscis es el Rey llamado Cefero, el esposo de Casiopea y padre de Andrómeda. Esto sugiere que “El Rey” representa el Espíritu o el aspecto Padre. .
Existe en la naturaleza el reino humano y por encima de él hay otros reinos, el espiritual, el cósmico; y por debajo de él los reinos animal, vegetal y mineral. El trabajo de los inteligentes hijos de Dios es actuar como transmisores, vía la mente, de energía espiritual, que salvará y vitalizará a todos los reinos inferiores de la naturaleza.
La Segunda Venida de Cristo
¿Cómo puede venir el Salvador del Mundo? Podría venir como vino antes, en un cuerpo físico con sus desventajas inherentes. Están surgiendo en el mundo hoy en día, nuevas facultades que no eran puestas de manifiesto cuando Él vino antes. Somos mucho más sensibles de lo que nunca fuimos: estamos abiertos de par en par para nuestros mutuos pensamientos, y si un pensador tan poderoso como Cristo, sea lo que fuere que podamos querer decir con esa palabra, está en relación con los asuntos del mundo, me parece que Él podría ensayar otro método. Puede trabajar con los suyos en cualquier campo, protegiendo a sus discípulos dondequiera se encuentren, y porque el alma de Él y la de ellos son una. Comunicarles el Plan, indicarles las tendencias, darles el nuevo mensaje, y repetirse en cada país. Ya está ocurriendo hoy en día.
En cada país se pueden encontrar aquellos que saben; no dije aquellos que dicen que saben. Pero hay un grupo de seres humanos, integrados ahora, que no hacen ruido, no están interesados en ellos mismos, pero sobre quienes está colocada la carga de guiar a la humanidad. Están empezando movimientos que tienen en sí la nueva vibración, están diciendo cosas que son universales en su carácter, están enunciando principios que son cósmicos, son inclusivos, no exclusivos, no les importa qué terminología use un hombre; insisten en que un hombre guardará su propia estructura interior de la verdad para sí mismo, y no la impondrá a nadie más, se reconocen mutuamente dondequiera se encuentran, hablan un idioma universal, demuestran la luz universal, son servidores y no tiene interés en ellos mismos.
Estoy convencida que ningún individuo Salvador del Mundo, vendrá a nosotros, utilizando un cuerpo físico. Yo creo en ese individuo Salvador del Mundo, pero creo que Él salvará al mundo a través del grupo. Yo creo que Él trabajará a través de los suyos; que Él está entrenando a la gente ahora, para que llegue el día en que este grupo sea tan poderoso por su meditación silenciosa y la fuerza de su servicio al mundo, que será reconocido como el Salvador; pero no en nuestra época.
El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo
Tal grupo como acaba de ser descripto, ya existe. Hay dos cosas que debemos hacer. Primero, aprender a reconocer la nueva señal cuando viene de los discípulos dondequiera se encuentren, y segundo, prepararnos para formar parte de ese grupo. La señal del valor de esas gentes no es la autoafirmación; ellos están demasiado ocupados haciendo trabajo de salvación para tener tiempo de hablar acerca de sí mismos. Trabajan a través de la meditación, que los mantiene en contacto con la espiritualidad que ellos mismos representan; y por lo tanto, están en contacto con la Gran Vida, el salvador del Mundo, que vierte su fuerza y energía a través de ellos, hacia el mundo. Ellos orientan sus mentes en esa dirección, sirven inteligentemente y no están apurados.
El mensaje que les llega desde lo interno está expresado en las palabras simbólicas,
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”.
A cada uno se le dirá una cosa diferente según la necesidad de la gente que lo rodea, que llegará deliberadamente dentro de la oscuridad para entregar un mensaje de luz. Por lo tanto, ellos no están atados por dogmas o doctrinas, porque tienen la palabra que les ha llegado en la oscuridad, la que han labrado para sí en la lucha y el esfuerzo de sus propias almas.
Ellos encuentran la necesidad de su prójimo, y de ellos es el mensaje de Cristo. “Yo les doy un nuevo mandamiento, que se amen los unos a los otros”. Este no es un sentimiento. Seamos amantes y benévolos. Esa es simplemente una conducta decente; pero el amor que Cristo proclamó es una comprensión inteligente y una apreciación de la necesidad del individuo, tal como ustedes la encuentran. Cuando ustedes tienen que luchar con la desesperada necesidad de la gente, no tienen tiempo para pensar en “ser afectuosos” en el sentido ordinario. Pueden tal vez crear una atmósfera alrededor de ustedes mismos, tal como para que ellos piensen a través de ella en su propia solución. Esa es la verdadera forma de trabajar. Mientras ustedes estén ocupados en ser afectuosos, estarán ocupados con sus propia personalidad.
“Un nuevo mandamiento les doy”
Puede ser resumido en “inclusividad”, el signo característico de la Nueva Era, el espíritu universal, la identificación, la unidad con todos tus semejantes. Eso es amor y él los mantendrá ocupados; ustedes no tendrán tiempo para hablar del amor, estarán ocupados haciendo cosas, grandes cosas y pequeñas cosas, cosas sin importancia y cosas importantes.
¿Cómo nos prepararemos para llenar ese requerimiento, para poseer esas características que automáticamente nos colocan dentro del grupo de servidores del mundo? Ustedes nunca se encontrarán allí hablando acerca de ellos o con apreciaciones teóricas del problema. Se encontrarán allí haciendo correctamente todo aquello con lo que se enfrenten. Eso suena muy poco interesante, pero sea cual fuere el deber de ustedes, háganlo. Cultiven la recta actitud interior y estén abiertos de par en par para todos sus semejantes. Aprendan a meditar, y aprendan verdaderamente a meditar. No estoy hablando de entrar en el silencio, de sentarse y tener un dichoso y apacible momento emocionado, esperando que se levantarán sintiéndose mejor.
La meditación, cuando es correctamente llevada a cabo, es un arduo trabajo mental, pues significa orientar la mente en dirección al alma, y ustedes aún no pueden hacerlo. Significa que cuando hayan aprendido a enfocar su mente en el alma, deben sostenerla firmemente, allí; y cuando hayan aprendido a hacer eso, deben aprender a escuchar en su mente lo que el alma les está diciendo, y eso aún no pueden hacerlo.
Luego deben aprender a recibir lo que el alma les ha dicho, y formar con ello palabras y frases y volcarlo al cerebro que está aguardando. Eso es la meditación, y es siguiendo ese proceso que llegarán a ser un servidor del mundo, pues entonces serán la fuerza de lo que han llevado a cabo. Automáticamente se encontrarán protegidos por ese Gran Uno cuya misión es levantar a la humanidad de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real.
Conferencia dada por A.A.B. – 1936. Editada y condensada.
El propósito del Estudio del mito de Hércules *
Las primeras escrituras para la raza humana fueron escritas por Dios en la Tierra y en los Cielos. La lectura de estas Escrituras es la Ciencia. La familiaridad con la hierba y los árboles; los insectos y los infusorios, nos enseña más profundas lecciones de amor y fe que lo que nosotros podamos recoger de los escritos de Fenelón y San Agustín. La gran Biblia de Dios está siempre abierta ante la humanidad.
– Albert Pike
Los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra la obra de sus manos.
-Salinos 19:1
El progreso de un discípulo del mundo está ilustrado en los cielos por los Trabajos de Hércules a través de los signos zodiacales. Es como si Dios hubiera dibujado en el espacio su Plan para lograr la evolución del espíritu humano de regreso a su fuente.
* * *
El intenso interés revelado en este tiempo por la vida espiritual, es en sí mismo, la garantía para un estudio tal como los Trabajos de Hércules. La religión académica, dogmática y teológica, no tiene más su antigua atracción pero, a pesar de una rebelión general contra la religión organizada o eclesiástica, el impulso hacia las realidades espirituales, no ha sido nunca más agudo de lo que es hoy en día. El período de experiencia empírica en larga escala, está con nosotros. Los hombres y las mujeres en todas partes rehusan seguir creyendo en las declaraciones autoritarias de las iglesias, o aceptar ciegamente las sentencias de cualquier teología. Ellos están determinados a conocer por sí mismos los hechos de la experiencia mística interior, si tales hechos pueden ser descubiertos, y entender la naturaleza de esa identidad que llamamos alma.
El mundo circundante está maduro para la renovación de una fe viviente y de la religión que estará basada en un conocimiento personal y no en las declaraciones y las interpretaciones de las mentes limitadas. El Dr. Rufus Jones, el gran líder cuáquero, llama la atención sobre este hecho en palabras que merecen ser citadas:
“…un brote de misticismo es siempre un signo de que el alma del hombre está expresando una vigorosa protesta contra la intrusión de algún sistema de vida organizado que amenaza dejar un campo y área insuficientes para su propia, libre iniciativa y su espontánea actividad creadora. Es un axioma que el alma tiene ciertos derechos inherentes y capacidades, un dominio de sí misma, que debe ser respetado y sostenido como sagrado. A veces el misticismo ha sido la protesta del espíritu del hombre contra la corteza endurecida del dogma, a veces una rebelión contra el clericalismo”.
The Philosophic Basic of Mysticism
- Hughes, página 46
En días de oscuridad y aparente inercia espiritual, este renacimiento del interés en las realidades superiores, aparece inevitablemente, garantizando que el espíritu del hombre está en su camino, y que la realidad permanece inalterada detrás de la superficie cambiante de los sucesos materiales. La verdadera necesidad de la hora requiere el sonido de una nota clara, y a la nueva mística que emerge y al conocedor, se le da la tarea de emitir este sonido. “Lo que encontramos en la mística es un órgano intensificado para la afirmación de la realidad de Dios y para la más rica interpretación de Su carácter”. Con estas claras palabras, el Dr. Jones llama nuestra atención sobre el trabajo hecho eternamente en el campo espiritual por el despierto buscador.
La verdad está, como el ave fénix, surgiendo de nuevo en el campo de la experiencia humana, pero será la verdad que se siente y se conoce y no la verdad que es exigida por la fuerza a través del autoritarismo y la antigua tradición; pues la verdad, como nos dice Bernard Shaw, es:
“Lo que por tu experiencia tú sabes que es verdad y en tu alma sientes que es la verdad”.
Estas renovaciones de la vida espiritual de la raza, son recurrentes y cíclicas; ellas pueden ser de una naturaleza emocional o intelectual, pero sirven para conducir la vida subjetiva de la raza a una nueva y más rica fase de experiencia, y para compensar y a veces para interpretar las más materiales y científicas tendencias paralelas que se puedan ver.
El problema de todo maestro y escritor hoy en día es descubrir nuevas formas para expresar las mismas verdades fundamentales, y así presentar las antiguas fórmulas y reglas del camino que conducirán al hombre a la próxima etapa en su desarrollo espiritual. Las viejas verdades adquirirán entonces nuevos significados y vibrarán con nueva vida. Han habido muchos libros escritos sobre el tema del Sendero del Discipulado.
Una nueva presentación de los problemas que se encontrarán en el Sendero universal, y un análisis de las dificultades que se encontrarán mientras se marcha por él, no está garantizada como valedera, a menos que la aplicación pueda ser general, práctica y expresada en tales términos que satisfaga la necesidad del moderno estudiante. Un estudio de los Doce Trabajos de Hércules, cubriendo, como ellos lo hacen, cada aspecto de la vida del discípulo puede capacitarnos para lograr una actitud diferente y liberarnos dentro de esa alegría en el Sendero y esa libertad en el servicio, que es una compensación más que adecuada por las pérdidas temporarias y las angustias momentáneas que pueden poner a prueba la naturaleza inferior.
Una de las grandes revelaciones que han pasado casi inadvertidas para la humanidad durante el último siglo, ha sido la lenta alborada sobre nuestras conciencias del hecho de nuestra propia inherente divinidad esencial. Los hombres están reconociendo que ellos son en verdad “hechos a imagen de Dios”, y son uno en naturaleza con su Padre en el Cielo. También hoy en día, los propósitos y planes subyacentes en el trabajo creador de Dios, están siendo ampliamente estudiados tanto desde el punto de vista científico como desde el religioso, trayendo cambios definidos en la actitud del hombre hacia la vida en general.
Es este plan de desarrollo para el hombre, individual y racial, que se revela en la historia de este antiguo Hijo de Dios. Se nos da un cuadro sintético y completo del progreso del alma desde la ignorancia a la sabiduría, desde el deseo material a la aspiración espiritual, y desde la ceguera de la humanidad infantil a la visión pura de aquellos que ven a Dios. Se llega a un punto en la historia en que la cooperación inteligente con el propósito del alma toma el lugar de la lucha y esfuerzo ciegos. Hércules, que es un hijo de Dios como así también un hijo de hombre, puede avanzar por el camino con su rostro vuelto hacia la luz, irradiada por la alegría de aquellos que saben.
Este viejo relato, no deja sin tocar ninguna de las fases en la vida del aspirante y aun lo vincula incesantemente con la empresa cósmica. Se encontrará que su tema es tan inclusivo que todos nosotros, inmersos en los problemas de la vida, podemos aplicar a nosotros mismos las pruebas y ensayos, los fracasos y logros de esta heroica figura, que se esforzó, hace siglos, hacia la misma meta por la que estamos esforzándonos. A través de la lectura de esta historia, un nuevo interés en la vida espiritual puede ser evocado en la mente del perplejo aspirante. Él avanzará con nuevo coraje a medida que logra un cuadro secuencial del desarrollo universal y del destino.
Nosotros encontramos, a medida que estudiamos este antiguo mito, que Hércules emprendió ciertas tareas, simbólicas en naturaleza pero universales en su carácter. Que él pasó a través de ciertos episodios y sucesos que retratan, para siempre, la naturaleza de la disciplina y de los logros que deben caracterizar a un hijo de Dios, marchando hacia la perfección. Él permanece como el encarnado pero todavía no perfeccionado Hijo de Dios. El que, en una etapa particular en el ciclo evolutivo, se hace cargo de su naturaleza inferior y voluntariamente se somete a la disciplina que eventualmente dará lugar al surgimiento de su innata divinidad. De un errado pero sinceramente cuidadoso ser humano, inteligentemente conocedor del trabajo que hay que realizar, se crea un Salvador del Mundo. Nosotros vemos en los dos últimos trabajos cómo se llevó a cabo ese trabajo de salvación.
Tres grandes y dramáticas historias han sido narradas constantemente a la humanidad a través de los siglos: la de Hércules, la de Buda y la de Cristo, cada una de ellas pintando una de las etapas en el Sendero de la Divinidad. En la historia de Hércules, hemos pintado para nosotros las experiencias del Sendero del Discipulado y las primeras etapas del Sendero de la Iniciación.
En el caso de Buda, la historia empieza después de la de Hércules. Nosotros vemos que Buda logra la iluminación final, pasando por las iniciaciones de las que Hércules nada sabía, luego viene el Cristo histórico encarnando en sí mismo algo tan inefable, que nosotros lo vemos, de una manera única, como al representante de Dios. Estas tres historias revelan progresivamente el plan de Dios para el desarrollo del hombre, y nos convocan a seguir los pasos de Hércules, quien, caminó el Sendero del Discipulado y alcanzó su meta.
El oráculo ha hablado y a través de los siglos ha salido el grito: “Conócete a ti mismo”. Este conocimiento es el logro sobresaliente en el Sendero del Discipulado, y se ve cuán secuencial e inteligentemente alcanzó Hércules este conocimiento. Lo vemos pasando alrededor de la gran senda de los cielos y realizando en cada signo uno de los doce trabajos, los que todos los discípulos están llamados a realizar. Lo vemos desde dos puntos de vista: el del discípulo individual y el de la humanidad en su conjunto, el gran discípulo del mundo del cual él es el prototipo. Es posible mirar a la humanidad como habiendo alcanzado, en masa, la etapa del aspirante, y mirar a la raza como estando en el sendero probatorio, el sendero de la purificación.
Si el sufrimiento es el gran purificador, entonces lo arriba manifestado es ciertamente verdadero. Los hombres hoy en día son inteligentes, buscando seriamente una salida del presente atolladero material y aprendiendo a coordinar sus habilidades y capacidades mental, emocional y física en un esfuerzo para elevarse por sobre todo lo que hasta ahora los sujetó a la tierra. Esta etapa ha sido siempre expresada por los tipos más avanzados de hombres, pero nunca antes ha estado toda la familia humana en esta condición. Aquí reside la maravilla de la realización pasada, y aquí está la hora de nuestra maravillosa oportunidad.
Nosotros encontramos a Hércules empezando en este punto y pasando por diversas experiencias hasta que llega a la puerta abierta en Leo, a través de la cual él puede pasar al Sendero del Discipulado. Lo vemos aprendiendo las lecciones del equilibrio, de la abnegación y de la victoria sobre la naturaleza de deseos hasta que llega a ser el discípulo unidireccional en Sagitario, antes de pasar por la puerta que conduce al monte de la iniciación. Lenta y dolorosamente, él aprende la lección de que la competencia, y el egoísmo codicioso deben desaparecer, y que el aferrarse a cualquier cosa para el separado yo interior, no es parte de la misión de un hijo de Dios.
Él se encuentra como un individuo, sólo para descubrir que el individualismo debe ser inteligentemente sacrificado para el bien del grupo; él aprende que la codicia personal no tiene lugar en la vida del aspirante que está buscando la liberación del siempre recurrente ciclo de la existencia y de la constante crucifixión sobre la cruz de la materia y de la forma. Las características del hombre inmerso en la vida de la forma y bajo la regla de la materia son el temor; la competencia individual y la codicia. Estos tienen que dar lugar a la confianza espiritual, la cooperación, el conocimiento del grupo y el desinterés. Estas son las lecciones que Hércules nos aporta.
Esta es también la historia del Cristo cósmico, crucificado desde el principio de la creación sobre la cruz fija de los cielos, la historia del Cristo histórico, dada a nosotros en la historia del evangelio y establecida para nosotros hace dos mil años en Palestina, cuando nuestro sol entró en el signo del Salvador del mundo, el signo de Piscis, los peces. Esta es la historia de cada hombre individual, crucificado sobre la cruz de la materia y de la existencia. Descubriendo que él es en verdad un hijo de Dios encarnado en cada ser humano. Dios, encarnado en la materia. Tal es la historia del sistema solar, la historia de nuestro planeta, la historia de todo hombre. Mientras miramos los cielos estrellados arriba de nosotros, tenemos este gran drama, eternamente representado para nosotros.
* El material anterior fue preparado por Dorothea Cochran a pedido de la Sra. Bailey y fue encontrado entre sus papeles. Este extracto parece proveer una apropiada nota concluyente para la serie de Hércules.
Escrito por Alice Bailey
Si quieres aprender más apúntate al Curso de Cábala oculta en el Tarot y emprenderás un viaje mágico.